Adolescencias

Docta 5.
Adolescencias. Dossier: Juventud, divino tesoro.

Elogio de la inmadurez

“La adolescencia era mi única institución cultural. Doblemente atrapado y limitado: una vez por mi pasado infantil del que no podía olvidarme; otra vez por el concepto infantil que otros tenían de mí, esa caricatura de mí mismo que ellos guardaban en sus almas…” 

Así habla el protagonista deFerdydurke, novela inclasificable de Witold Gombrowicz, escritor polaco que recalara en Argentina e, imposibilitado de volver a Europa por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, se quedara por veinticuatro años en nuestro país. Gombrowicz, que ha sido comparado con Kafka y Musil y es sin dudas uno de los grandes escritores del siglo pasado, escribióFerdydurkeen torno a dos nociones fundamentales: la Inmadurez y la Forma. Los hombres, decían, están obligados a ocultar su inmadurez, pues sólo suele exteriorizarse lo ya maduro. El problema, pensaba Gombrowicz, es que lo así expresado es una ficción divorciada para siempre de la realidad más íntima. “Mientras fingís ser maduros vivís, en realidad, en un mundo muy distinto”. La existencia humana es de algún modo un eterno combate entre esa Inmadurez, que de algún modo expresa lo mejor de nosotros, y la Forma que ahoga todo potencial creativo y, paradójicamente, nos pueriliza.

Es imposible no pensar en Gombrowicz cuando se trata de la adolescencia, el momento de la vida donde este combate se libra de una manera muchas veces espectacular. De cómo se tramite el mismo dependerá si nos encontraremos con jóvenes y luego adultos asfixiados porformasvacías y tediosas, maniatados por el orden represivo que están condenados a mantener, o ante jóvenes y luego adultos que guarden espacio en sus vidas para esa oxigenante inmadurezgombrowicziana, siempre ardiente de posibilidades, siempre creativa e inconciente, en el mejor sentido que podría dársele a ese término.

Este número de Docta, al tratar sobre la adolescencia, trata sobre eso. Hemos intentado, en la medida de lo posible para una publicación psicoanalítica, de hacer un número adolescente sobre la adolescencia. Esto es, de apartarnos del sonoro aburrimiento que campea por buena parte de la bibliografía analítica sobre el tema, de separarnos del par consabido “Niñez y Adolescencia”, que pareciera condenar a la adolescencia, tanto en lo temático como en la organización de nuestras sociedades, de sus departamentos o publicaciones, a ser un suburbio temático nunca separado del todo de la Niñez. 

Tratamos, sabiendo aún que fracasaríamos en conseguirlo, de estar a la altura de los jóvenes en este punto. El lector dirá si nos hemos acercado a ese objetivo o no. Siempre estamos atrasados los adultos, los psicoanalistas incluidos, frente a los jóvenes. Siempre es fugaz e inaprehensible ese momento de tránsito donde todo desenlace parece aún posible. En este número de Docta hemos intentado capturar algo de ese instante provisorio, viajar al mundo adolescente como si fuera trasladarse a un país exótico, subrayando su singularidad y extrañeza. Lo hemos hecho, como siempre, a través de artículos de prestigiosos psicoanalistas argentinos y extranjeros, de nuestra sociedad, de otras sociedades de IPA y de fuera de IPA también. Pero también lo hemos hecho intentando consignar, aludir apenas, a lo que el arte ha podido captar de los jóvenes, a lo que la literatura ha podido descubrir de ellos, a las películas que mejor los muestran en movimiento. Siempre fracasando, pues incluimos cuadros cuando ellos pintan graffitis, retazos de novelas cuando están leyendo comics, películas cuando ven videoclips, pensando en el rock cuando ya bailan reggaetóno música electrónica. Pero de todos modos nos parece capital este movimiento que, aún condenado al fracaso, a dejar siempre afuera lo más importante, intenta capturar su mundo, cuya extrañeza y singularidad es conveniente preservar. 

Así, verán a lo largo de nuestro dossier, sin duda el espacio más extranjero de Docta, obras de Klimt o de Balthus, de Caravaggio, Miguel Ángel o Egon Schiele junto a fragmentos de Hesse o de Nabokov, de Goethe o de Arlt, de Salinger o de Burgess, además de sugerencias de películas que planean en torno a la adolescencia. También encontrarán una nota del destacado crítico de cine Roger Koza, otra de la antropóloga Constanza Caffarelli sobre tribus urbanas, un escrito de Alejandro Sarbach, quien trabaja desde la Filosofía con esos agudos filósofos naturales que son los jóvenes, y una entrevista a dos sociólogos argentinos referentes indiscutibles en el tema, Mario Margulis y Marcelo Urresti. Se trata en todos estos casos de incitar al lector a incursionar por nuevos mundos, nuevas formas de aproximarse a los jóvenes y de una apuesta por evadirnos de la tentación, siempre presente en nuestra práctica, de aplicarcon algún automatismo los conceptos y categorías analíticos a los jóvenes que puedan frecuentar nuestros consultorios. Completa el dossierun trabajo histórico del gran Theodor Reik sobre el misterio tribal, en un movimiento que intenta recuperar una tradición, tanto para acogerla como para cuestionarla.

Nuestras secciones doctrinarias habituales –siempre con algún forzado encasillamiento formal inevitable, las Texturas, incluyen trabajos variados, representativos de un abordaje de la adolescencia que refleja en su pluralidad la certeza de que no hay verdades consagradas sino provisorias. En Texturas Freudianas, publicamos junto a un trabajo de colegas de la APC, Julieta Paglini y Silvia Tulián, dos trabajos escritos por analistas porteños, Luis Kancyper y Hugo Mayer. En Texturas Inglesas, junto al trabajo de JuanBaena-Cagnani, Nira Banhos, Victoria Cané, Griselda Gianello, Graciela Santiago, de la APC, publicamos un texto de Clara Nemas, de Buenos Aires, más la primera traducción al español de un texto del prestigioso Antonino Ferro, a quien entrevistáramos en nuestro número anterior.  Texturas Francesas ofrece en este número una selección que incluye un trabajo de Susana Baima, integrante de nuestra Asociación, junto a otro sugerente escrito de una analista de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, Haydée Heinrich y un texto, tan extenso como recomendable, del entrañable analista uruguayo Marcelo Viñar, que aparece por partida doble en este número. En todos los casos, continuamos con nuestro intento de incluir en nuestra revista un panorama lo más abarcador y representativo posible, tanto de nuestra institución como de lo mejor del psicoanálisis contemporáneo.

Quizás la sección Palabras Cruzadas de este número recoja un eco de aquella entrevista que le hiciéramos tiempo atrás, en nuestra revista, a Joyce Mc Dougall. Decía allí la analista que, viviendo en París, efectuaba una práctica en absoluto sospechada de lacaniana, que habíamos hecho una tontería enorme en perder a Lacan. Algo de esa tontería, al decir de Joyce Mc Dougall, ha intentado remediarse a partir de la creación de un espacio inusual en IPA, donde hace tiempo muchos colegas leen a Lacan y orientan en mayor o menor medida su práctica en su pensamiento. Se trata del espacio “Lacan en IPA”, al cual le dedicamos la sección este número, un espacio inmaduroaún, y en tanto tal, preñado de posibilidades. El lugar que le damos en esta sección es para propiciar el debate, pues es evidente que este espacio es capaz de generar olas. Y lo es en tanto en el pensamiento de Lacan abundan las críticas hacia la IPA y algunos de los principios que postula van a evidente contracorriente del pensamiento más institucionalizado. Ello despierta, por un lado, precauciones, temores y prejuicios, y por otro quizás un saludable viento fresco que obligue a repensar algunos de nuestros incuestionables institucionales.

Publicamos ahora, en lo que esperamos sea el inicio de un debate fructífero, once trabajos, once escritos donde aparecen opiniones muy diversas en torno al tema. El artículo que vertebra la sección es una suerte de drama que con alguna nota paródica intenta pincelar el estado de la cuestión. El mismo, escrito por miembros de la APC, fue presentado en una jornada en el Palacio Ferreyra de nuestra ciudad. Además de un artículo de Claudia Lara que da cuenta de su experiencia como candidata en relación a la enseñanza de Lacan en nuestra institución, hay otros nueve trabajos que muestran un abanico de versiones distintas de lo que puede ser la inclusión del discurso de Lacan en la IPA. Seguramente podrían ser muchos más, pero agradecemos a los autores que escribieron sus ideas sin escudarse, se lo pedimos explícitamente, en frases de cortesía y expresiones de cortesía. Escriben allí Cali Barredo, inspirador de “Lacan en IPA” y presidente de APdeBA, institución donde se realizaron las primeras jornadas al respecto, junto a Oscar Paulucci e Isabel Dujovne, quienes desde APA organizaron otro encuentro importante este año. Junto a los autores de la ponencia cordobesa y también, seguramente, Alberto Cabral, quien también escribe algunas fértiles ideas al respecto, podrían representar algunas voces al interior de “Lacan en IPA”, espacio en modo alguno homogéneo y monocorde. Abel Fainstein, desde una reconocida experiencia de gestión, sitúa a “Lacan en IPA” en sus coordenadas institucionales. Incluimos además un trabajo de Marcelo Viñar y su espíritu que, además de montevideano y sesentista, es sobre todo librepensador. Dos respetadas colegas de la EOL y de la AMP, Diana Paulosky y Ana Waisman han tenido la amabilidad y el arrojo de exponer sus opiniones críticas, que además de personales reflejan de alguna manera cierta impronta institucional, en una revista de algún modo extranjera. Su crítica se amplifica quizás en las intervenciones de José Rapela y David Rosenfeld, quienes hacen hincapié y hacen audibles algunas opiniones que no es raro escuchar en nuestras instituciones.

En el presente número de Docta incluimos una nueva sección, Documentos, donde iremos incluyendo trabajos, ponencias, seminarios de invitados de la APC. En este caso Fred Busch, de la American Psychoanalytical Association.

En Contextos, Mercedes Corcoba analiza desde el psicoanálisis el fenómeno de las tribus adolescentes, recogiendo de algún modo los ecos del dossier.

Lecturas recoge una reseña que hiciera Carola Kuschnir sobre el último libro de José Milmaniene. Y Con memoria y con deseo incluye un trabajo sobre Pichon-Riviere, indiscutido maestro del psicoanálisis desaparecido hace poco más de treinta años y uno de nuestros hombrecitos que, sea en tapa o contratapa, nos acompaña desde el nº 0 de Docta.

Desde nuestro número inicial, la apuesta editorial de Docta ha sido por el pluralismo, por un pluralismo que sea más efectivo que proclamado, más agudo que cortés, sabiendo que se trata de una empresa difícil y que las más de las veces debemos conformarnos con un desarrollo de las distintas versiones teórico-clínicas del psicoanálisis por andariveles separados, que no se tocan demasiado entre sí. En este número, además de la pluralidad de autores, de teorías, de disciplinas y de filiaciones institucionales, el título mismo de Docta está en plural: Adolescencias

Es obvio que si son muchos los abordajes analíticos de la adolescencia, no lo son menos sus presentaciones clínicas y culturales, y queríamos puntuarlo para no olvidar esa diversidad, presente también en nuestro Symposium de este año, en el que buena parte de los analistas que publican sus ideas aquí las discutirán. 

A lo largo de seis números, esta publicación ha madurado, ha consolidado quizás un estilo propio, tanto gráfico como editorial, que se ha ganado un lugar entre otras revistas, contribuyendo a prestigiar el lugar de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba tanto en su medio como entre las otras instituciones de IPA del país. Hemos crecido, y hoy en día son muchos más los trabajos que recibimos que los que podemos publicar, y número a número se suman nuevos autores deseosos de colaborar con nosotros. De igual modo, cada número que pasa son más los integrantes de la APC que participan directa o indirectamente en Docta. Quizás sea esta incipiente madurez lo que nos permite apostar más fuertemente por la innovación y la irreverencia. Quizás sea el respeto que le tenemos a los grandes maestros del psicoanálisis lo que nos permite profanarde alguna manera sus imágenes intocables y hacer aparecer a Freud con cresta punk o a Melanie Klein con calzas tras un vestido transparente o figurar un Lacan floggero un Pichon algo emo, quizás no demasiado distinto de lo que fuera en su adolescencia… 

La adolescencia es siempre inquietante, para los jóvenes mismos en primer lugar, pero también para los adultos y, last but not least, para los analistas a quienes puedan acercarse, que se ven confrontados en esa clínica a la manera en que ellos mismos han transitado por su adolescencia. Esa inquietante extrañeza aparece con claridad, junto a la sexualidad siempre presente cuando se trata tanto de jóvenes como de psicoanálisis, en el arte de tapa, esta vez a cargo del responsable de arte & diseño de Docta, Lucas Di Pascuale.

De alguna manera, los analistas también tenemos, como los adolescentes, nuestras tribus. La apuesta de esta revista, redoblada en este número sobre Adolescencias, es que nuestro mundo de tribus y clanes, nuestra alineación tras maestros más o menos totémicos, sirva menos a nuestra siempre ilusioria consistencia imaginaria que a una puesta en juego, difícil pero no imposible, de saludables debates, de discusiones aguerridas, de un inestable y deseado intercambio intertribal. 

                                                                                                      Mariano Horenstein