Exceso

Geografía del exceso

La psicoanalista italiana Lorena Preta conduce desde hace años un grupo de investigación internacional llamado “Geografías del Psicoanálisis”[1]. En su seno viene discutiéndose –sin caer en un engañoso relativismo cultural- la validez de las teorías y del método psicoanalítico en otras culturas, y el modo en que éstas ponen a prueba, cuestionan y a la vez enriquecen nuestras ideas fundamentales.

A lo largo de su trabajo, el “Otro” que interpela al psicoanálisis, producto de la civilización occidental, es el Oriente: Asia, los países musulmanes sobre todo. Nuestro psicoanálisis, introducido por pioneros formados en Europa y en permanente contacto con esa tradición, tiene indudablemente estrechos lazos con la misma. Pero cabe preguntarnos a la vez en qué se diferencia, en qué punto el “Lejano Occidente” que podría ser Latinoamérica para Europa, tiene marcas particulares. En caso de tenerlas, una bien podría ser la del Exceso.

En los años 60-70 del siglo pasado, la literatura escrita en Latinoamérica irrumpió en Europa a través de lo que se conoció como “el boom”. A la par que escritores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar o Mario Vargas Llosa se hacían conocidos fuera de nuestra región, se gestaba la categoría de “realismo mágico” para nombrar lo que la literatura delboomcontaba. El llamado realismo mágico, aún habiendo tenido cuestionamientos[2], permitió una visiblilidad internacional importante para nuestros escritores y nuestra realidad. 

Pero García Márquez –la nave insignia del boom– señala un error inicial de apreciación: lo que para los europeos era realismo mágico, aquí en Latinoamérica era puro realismo, a secas. Vale la pena citarlo: “La vida cotidiana en América Latina nos demuestra que la realidad está llena de cosas extraordinarias. A este respecto suelo siempre citar al explorador norteamericano F. W. Up de Graff, que a fines del siglo pasado hizo un viaje increíble por el mundo amazónico en el que vio, entre otras cosas, un arroyo de agua hirviendo y un lugar donde la voz humana provocaba aguaceros torrenciales. En Comodoro Rivadavia, en el extremo sur de Argentina, vientos del polo se llevaron por los aires un circo entero. Al día siguiente, los pescadores sacaron en sus redes cadáveres de leones y jirafas (…) No hay en mis novelas una línea que no esté basada en la realidad”[3].

Esa realidad latinoamericana, en la visión extrañada de los conquistadores españoles, mostraba de qué modo estaba construida: con la misma estofa de la ficción[4]. Y ese error de apreciación, que García Márquez imputaba al racionalismo europeo, quizás se haya debido a su dificultad para percibir el Exceso que pareciera constituirnos. Si esto es válido para la América hispanohablante, se vuelve hiperbólico cuando se trata de Brasil, donde todo parece transcurrir a otra escala, mais grande.

El boomlatinoamericano en literatura no ha tenido un homólogo en psicoanálisis. Para bien o para mal, y a pesar de la agudeza clínica, la solvencia teórica y los aportes creativos de nuestros pioneros y maestros, no ha habido un boomdel psicoanálisis latinoamericano fuerade nuestra región. Salvo esporádicas referencias debidas al azar o a la insistencia o a la lucidez y apertura de algunos (pocos) europeos, aquellos de nuestros autores que logran sortear la distancia que va de una América a otra o atravesar el Atlántico no son muy numerosos. Ni hablar de otra distancia tanto o más difícil de sortear: la de la traducción. No es raro que un analista latinoamericano lea en inglés o en francés; aunque sí lo es que colegas de otras regiones lean en español o en portugués. Por lo tanto los destinos de nuestra producción van necesariamente atados a las posibilidades de su traducción. Sobre el tema de las traducciones –no es éste el contexto para desplegarlo- nos debemos un debate, pues se juegan allí cuestiones de índole tanto económica como teórica e incluso ética. De un modo u otro, forman parte de ese muro invisible que las lenguas “mayores” traspasan mejor que las nuestras a la hora de difundir el psicoanálisis con un acento regional. 

Claro que –contra una visión ingenua y folklórica- no todo es Exceso en estas tierras. Hay también un pensamiento analítico, capaz de destilar, de la frondosa atmósfera que por momentos nos embriaga, sus aceites esenciales, los articuladores que permiten hacer inteligibles la realidad de nuestra clínica, impregnada de la cultura que habitamos.

Ese contrapunto entre  la exuberancia del Exceso y su destilado conceptual aparece también en la gráfica de este número de Calibán. Los artistas que generosamente nos acercan su trabajo no lo hacen en tanto meros ilustradores de nuestros textos. Sus obras tampoco son caprichos estéticos, apenas adornos para que cada número de nuestra revista sea atractivo, para que den ganas de tenerlo en las manos, de sentir su peso y su textura, de coleccionarlo. A su modo, los artistas que nos acompañan son también autoresde cada número de Calibán.

Las impactantes performancesde la guatemalteca Regina Galindo ponen en primer plano al Exceso, así como el sutil trabajo de la argentina residente en Amsterdam Irene Kopelman, que atraviesa casi de modo invisible la revista, muestra su reverso. Allí se muestrael contrapunto –al modo de Wittgenstein y su indicación de que lo que no es posible decir, mejor mostrarlo- entre el Exceso y su deconstrucción. 

La gráfica se completa con el trabajo de diseño general de cada número, responsabilidad de Lucas di Pascuale, y los croquis de Daniel Villani que iluminan, a partir de fotografías icónicas de cada ciudad, la sección de crónicas.

En Argumentos, nuestra sección doctrinaria, cinco destacados analistas de la región efectúan la disección de la noción de Exceso. A rigor de verdad, efectúan incursiones en torno a esa noción, exploran fragmentos, escudriñan desde puntos de vista siempre singulares. Sería un exceso dar cuenta del Exceso como engañosa totalidad, entonces privilegiamos los enfoques parciales: la sexualidad femenina, el cuerpo, la crítica de los abordajes habituales del exceso, la pulsión y la ley, la adolescencia… son apenas algunos de los ángulos desde el que los autores han trabajado.

Además de las habituales, este número de Calibánincluye dos nuevas secciones: la primera de ellas es Fuera de Campo. Con ese nombre aludimos, en una revista temática –y que por ende hace focoen determinado tema- a aquellos temas que quedan por fuera del enfoque central pero sin embargo pueden dialogar con él. En la otra sección que incorporamos, Extramuros, nos ocupamos de textos que, provenientes del campo analítico, incursionen más allá de las fronteras de la clínica, o al menos de la clínica tal como se desenvuelve en nuestros consultorios. En ambas secciones incluimos esta vez artículos premiados por FEPAL.

En El Extranjero, el prestigioso ensayista David Oubiña despliega algunas ideas en torno al lugar del Exceso en el cine. 

Siguiendo la serie que iniciamos con Sao Paulo y seguimos con Bogotá, en Ciudades Invisiblespresentamos una nueva “crónica analítica”. Esta vez sobre Caracas, ciudad que pareciera condensar en este momento varias de las notas clave del Exceso latinoamericano.

En Clásica & Moderna, la sección donde intentamos poner a trabajar, interpelar desde nuestra contemporaneidad a los grandes clásicos latinoamericanos, incluimos una puesta a punto del pensamiento de Luisa Álvarez de Toledo.

Textual, la sección de entrevistas de nuestra revista, incluye una realizada en México al antropólogo Néstor García Canclini. El lector seguramente encontrará estimulante su pensamiento sobre la realidad latinoamericana, del que dan cuenta sus numerosos libros, y se despliega en el inteligente y ágil diálogo que publicamos. Casi como un antídoto contra nuestra propia identificación al realismo mágico, García Canclini plantea cómo leer al Exceso, definiendo tres preguntas centrales en torno al mismo: cómo es actuado, por quiénes y con qué fines.

El objetivo de esta sección, como de otras como El Extranjeroo los dossiersque seguiremos publicando periódicamente, es ampliar nuestro enfoque, contaminarlo para tornarlo más eficaz. Desde la política editorial de Calibán, creemos que la pureza de nuestro enfoque psicoanalítico no se encuentra sólo en el deseable diálogo entre pares (por más que hablemos distintas lenguas, habitemos distintas geografías o nos orientemos por distintas teorías, tenemos puntos centrales de coincidencia que dejan inexorablemente fuera de vista ciertas cuestiones) sino también en la interpelación crítica por parte de la ciencia y la cultura.

Una piedra del desierto.

La sección Vórticeestá destinada a tocar temas presentes en el debate de los analistas de un modo ágil y a la vez coral, con textos cortos y variados que puedan abrir el campo a la reflexión y polemizar sobre temas controversiales. Fue así que en los números anteriores trabajamos sobre Transmisióny sobre las Publicacionespsicoanalíticas. En este número, la sección se ocupa de un tema que también está en el centro de las discusiones contemporáneas en nuestra disciplina, el de la Investigación.

Introducidos por una nota de la editora de la sección, encontrarán un estimulante mosaico de textos, algunos pertenecientes a colegas que participan activamente de los espacios de investigación dentro de la comunidad internacional y otros que no, representativos quizás de muchos que practican nuestro oficio y tienen con la investigación un vínculo menos conceptualizado, más afín en todo caso al modo en que Freud concebía la cura como un efecto por añadidura del desciframiento, tributaria de la investigación. 

Algunos de los autores convocados tienen, por su posición institucional, una perspectiva de conjunto que nos pareció valiosa. Así contamos con una breve entrevista a Stefano Bolognini, presidente de API, sendos textos del ex presidente de API, Charles Hanly y de ex presidentes de FEPAL como Marcelo Viñar y Leopold Nosek, del presidente de la Federación Europea de Psicoanálisis, Serge Frisch, del ex tesorero de API, Moisés Lemlij… Ojalá esta presentación sumaria estimule al lector a leer la sección con espiritu crítico respecto a un tema álgido que está presente desde la invención del psicoanálisis.

Los dibujos de Irene Kopelman, que acompañan tanto la sección como el presente editorial, son casi un aporte más a la discusión. Quizás valga la pena contextualizar al menos una de las series[5].

Luego de un viaje al desierto, del que retornó con varias piedras, la artista se dispuso a dibujar durante un mes, a la misma hora del día, en el mismo lugar, con los mismos instrumentos, las mismas condiciones de iluminación, la misma piedra. A la vez, iría tomando notas, en una especie de bitácora[6], del proceso, de cómo cambiaba su dibujo, de cómo cambiaba ella misma mientras dibujaba. Quería experimentar en suma -si siempre se percibe lo mismo- cómo puede variar la percepción de un mismo objeto por parte de un mismo observador.

Viendo la serie de sus bocetos, llama la atención que nuncaes la misma piedra la que dibuja… aunque sí sea la misma la que le hace de modelo y se mantengan férreamente las coordenadas día tras día. La artista comprueba que no dibuja jamásla misma piedra, y se plantea con lucidez si la observación científica no tendrá la misma precariedad que lo que sus incursiones a través del arte hacen evidente. Su trabajo pone en duda cualquier posibilidad de objetividad, a la vez que alienta en la posibilidad de conocimiento que anida en el dibujo, a su criterio “un modo de pensar”.

¿Cuánto más complejo que dar cuenta de una piedra será dar cuenta de algo vivo, móvil e inasible como un sujeto humano, (o más aún: un sujeto en transferencia con otro)? Más todavía cuando si quien registra no es siempre el mismo, como en el caso de la artista que dibuja y con las salvedades del caso. La investigación de lo  singular nos plantea desafíos inéditos. Esperamos que este diálogo sea fecundo y nos acerque a cernir los puentes y los puntos de fractura, los modos y los modelos más aptos para dar cuenta de lo que nos ocupa a diario en nuestra clínica. 

Estado de situación.

Con el ejemplar de Calibán-RLPque el lector tiene entre manos, la revista completa los tres primeros números propuestos inicialmente luego de que se nos encomendara el relanzamiento de la Revista Latinoamericana de Psicoanálisis. Lo hace sustentada en el aliento y el trabajo de muchos colegas de la región que forman el staff, de quienes generosamente publican sus trabajos y de dos comisiones directivas de FEPAL. Se han publicado reseñas de los números anteriores en periódicos y revistas especializadas de distintos países; se registra un número creciente de suscripciones desde Latinoamérica y Europa y, de distintos modos, la revista de nuestra Federación va haciendo su camino. 

En relativamente poco tiempo, ya sido presentada en Buenos Aires y en Montevideo, en Lima y en Córdoba, en Madrid y en México DF, en Rio de Janeiro y en Sao Paulo, y próximamente en Montreal. A veces en el seno de congresos o jornadas locales o internacionales donde se congregan gran cantidad de colegas; otras veces, como en Rio de Janeiro o Sao Paulo, en eventos organizados en conjunto con instituciones culturales (el Museu de Arte do Rio, MAR, y el Museu Museo de Arte de São Paulo, MASP), generando fecundos intercambios con otras disciplinas y contribuyendo a arraigar más a nuestra práctica y a nuestras sociedades en cada ciudad. 

Seguramente un nuevo hito en su difusión será el próximo 30avo Congreso Latinoamericano de Buenos Aires, que tratará sobre Realidades y Ficciones. Los dos próximo números de Calibánestarán destinados a ese tema e incluirán –entre otras cosas- los textos centrales del Congreso. Los suscriptores podrán recibirlos con anticipación al mismo en sus domicilios.

Recibimos cada vez más trabajos de colegas de toda la región, e invitamos a seguir enviando textos, aún sabiendo que las posibilidades de publicación no siempre corresponden a nuestros deseos como editores: más allá del sesgo temático que tiene cada número y del resultado de las evaluaciones a doble ciego que se realizan sobre los textos, tenemos una fuerte limitación de espacio pues se editan actualmente sólo dos números al año. Además, siendo Calibánla revista oficial de FEPAL, debe publicar también los trabajos premiados bianualmente y los textos prepublicados de los congresos regionales. Tal cantidad de contenidos –saludable exceso quizás- sumado a las secciones fijas de la revista, nos deja un margen de maniobra limitado, que intentamos administrar con el mayor cuidado, atendiendo a la mayor representatividad regional posible.

Hay una frase de William Blake: “El camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría”[7]. Esta frase bien podría haber funcionado como epígrafe de este editorial que es la puerta de entrada a un nuevo número de Calibán. Nos ocupamos del Exceso, no para regodearnos gozosamente en él sino para desnudar sus notas estructurales, para extraer del mismo, de sus manifestaciones clínicas, de sus expresiones en la cultura contemporánea, algún saber, algunas gotas de esa sabiduría aludida.

Sin embargo, no es por su contenido que decidimos citar este “casi epígrafe”, sino por su origen: nos fue enviado por un lector de la revista, quien sabía que nos ocuparíamos del Exceso. 

Calibánpretende ser una obra en colaboración: con los autores, por supuesto, que acercan sus fértiles miradas a través de artículos, de testimonios, de entrevistas o sugerencias de lectura.

También con cada uno de los entusiastas integrantes de un equipo con quienes, desde distintos países, vamos construyendo número a número una lengua común y compartiendo los desafíos de la exigente tarea de la edición.

Pero Calibántambién pretende ser sobre todo una obra en colaboración con los lectores, a los que proponemos completar por sí mismos, con sus ideas, con sus críticas, con sus observaciones y sugerencias, cada número que publiquemos. El deseo de los editores es que cada número recién salido de la imprenta sea un manuscrito, una pieza original y única donde cada lector deje su marca.

 

[1]En el sitio web de la API (http:// www.ipa.org.uk, desplegando la solapa Reports/Geographies of Psychoanalysis) pueden leerse algunas de sus ideas y reportes del trabajo del grupo. 

[2]Al punto de haberse gestado otro grupo, generacionalmente posterior y llamado con ironía McOndo, que intenta correrse del halo exótico del que parece haber quedado presa la Latinoamérica del boom.

[3]G. García Márquez, El olor de la guayaba. Conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza, Sudamericana, Bs. As., 1993, p. 25.

[4]“Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonios más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables” (La soledad de América Latina, discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, 1992, consultado el 19 de marzo de 2014 en 

http://www.ciudadseva.com/textos/otros/la_soledad_de_america_latina.htm).

[5]Se trata de “A journey to the white desert”, vendida al museo Reina Sofía de Madrid.

[6]Puede leerse al respecto en Mahkuzine, Journal of artistic research, 2011, pp 17-20 o en Art & Research, A Journal of ideas, concepts and methods, vol 2, n. 2, 2009.

[7]El matrimonio del cielo y el infierno, Proverbios del infierno, 1790-1793.