Tiempo

Calibán, volumen 11, nº 1, año 2013
Tiempo

Zeitgeist

Esta nueva revista, esta nueva versión de nuestra Revista Latinoamericana, fue diseñada a partir de una breve consigna que al pasar se nos formuló a los editores: hacer una revista de psicoanálisis infiltrada, a tono con nuestro Zeitgeist.

Zeitgeistes una palabra que vale citar en el alemán original pues condensa con una potencia inusitada lo que en las lenguas romances nos llevaría unas cuantas palabras explicar. Tiene que ver con el tiempo, claro, pero en su dimensión de contemporaneidad: el “espíritu de nuestro tiempo” es lo que reverbera en el Zeitgeist, algo escurridizo, difícil de apresar pues no se revela en rasgos explícitos e incuestionables, sino más bien en matices, ecos, sutiles líneas de fuerza que traza el porvenir en el presente.

Nuestra disciplina guarda, como pocas otras, un lugar al pasado en el presente. Fue desde ahí que Freud se convirtió en uno los pensadores más relevantes del siglo que acaba de pasar. Sin embargo, cualquiera que ejerza la clínica psicoanalítica sabe que lo que cuenta en verdad es el futuro, que no se trata allí, en nuestros consultorios, de practicar ejercicios de nostalgia ni de un afán estéril de saber por la historia sino del intento desesperado de parir un futuro que escape a la repetición. Y ese futuro –el de cada uno de nuestros pacientes, pero también el de cada analista, el de nuestra disciplina misma- se conjuga en tiempo presente. Se juega, literalmente, en la posibilidad que tengamos de apresar –de un modo no servil sino crítico- algo de lo contemporáneo, del Zeitgeist.

Desde ahí, no es azaroso que el tema de este número sea el del Tiempo, un tema con múltiples aristas y facetas, de las cuales daremos cuenta de apenas algunas. No es nuestro objetivo compendiar algo tan inabarcable sino tan sólo tender algunas líneas para pensar al tiempo en nuestro contexto psicoanalítico latinoamericano. Desde el arte de tapa, el trabajo fotográfico del artista argentino Hugo Aveta articula con sutileza pasado y presente, memoria y Zeitgeist.

Pasado y presente.

Beatriz Sarlo, a quien sólo desde una autoironía podríamos considerar como una “intelectual de cabotaje” –tal como ella misma se nombra en la entrevista que aparece en la sección Textual de la revista- escribió dos textos fundamentales para entender nuestra relación con la memoria y el modo en que se actualiza: Tiempo pasadoTiempo presente.

Permitámonos una breve incursión por el pasado reciente de Calibán-RLP, apenas lo necesario para entender el número que el lector tiene en sus manos e imaginar –o conjurar- el futuro. 

La sección Vórtice, sección destinada a desplegar de un modo coral temas controversiales, está dedicada en este número a las publicaciones psicoanalíticas latinoamericanas. Quizás valga la pena citar aquí a R. H. Etchegoyen cuando editorializaba, casi veinte años atrás, el primer ejemplar de la Revista Latinoamericana: “Desde la fundación de COPAL, en el Tercer Congreso Latinoamericano de Santiago de Chile, en 1960, los analistas latinoamericanos pensaron siempre que, más allá de los congresos que convocan a la discusión y al intercambio, un elemento esencial de unidad y desarrollo científico tenía que ser una revista”. Reseñamos en esta sección la historia de la Revista Latinoamericana, sus logros y zozobras, su persistencia en el tiempo, sus antiguos editores, la tradición que la inerva.

Incluimos además una panorámica de la treintena de revistas societarias que conviven en nuestro continente. Esa tradición editorial es el suelo fértil desde el que se nutre el proyecto nuevo de Calibán. Nuestro deseo es que esta sección sirva para que cada lector conozca más cada una de esas publicaciones, para que las lea y comente, para que las analice y critique, para acercarlas a los psicoanalistas más allá de las fronteras de cada una de las sociedades que las editan.

Allí, en medio de un racimo de revistas y editores latinoamericanos, se advertirá  la presencia de J-B Pontalis. Además de homenajearlo en nuestra sección De memoria con tres hermosos textos escritos por analistas que se han vinculado de un modo íntimo, transferencial, con su obra y su figura, incluimos un texto sobre él en Vórtice. Allí dibujamos el perfil de Pontalis en tanto editor, del Pontalis que inventó la Nouvelle Revue de Psychanalysede la que quizás, sin saberlo del todo, seamos deudores.

También encontrará el lector allí un contrapunto en el que se debate cuál es el modo de escritura que más conviene al psicoanálisis y testimonios de los editores de las dos publicaciones latinoamericanas con mayor trayectoria en la región: la Revista de Psicoanálisis, editada por APA, en lengua española, y la Revista Brasileira de Psicanálise –editada por Febrapsi- en lengua portuguesa. Junto a artículos que problematizan la estandarización del psicoanálisis y despliegan las diferentes tradiciones editoriales, reeditamos un texto publicado en el International Journal of Psychoanalysisque dialoga con el resto de la sección. Como en el resto de la revista, los textos que se cruzan, dialogan entre sí, se contaminan y fertilizan, van buscando afinidades y creando complicidades.

De algún modo, la sección Vórtice entera intenta acercar elementos de reflexión para la pregunta que de algún modo nos hacemos: ¿Qué significa escribir, leer, editar desde Latinoamérica? O mejor aún: ¿qué significa escribir, leer, editar en una lengua menor? Pues tanto el castellano como el portugués, en psicoanálisis, son “lenguas menores”. Claro que con el acento que le dan Deleuze y Guattari cuando escriben sobre el poder inmenso que tienen las “lenguas menores”. Quizás un psicoanálisis “en lengua menor” tenga mucho por enseñarle a las “lenguas mayores”. Ésa es nuestra apuesta. Stefano Bolognini, por entonces presidente electo de IPA, dijo en Sao Paulo meses atrás, mientras discutíamos estas cuestiones, que en Europa –con contadas excepciones- no se leía a los autores latinoamericanos. Ese crudo dato por sí solo, en abierto contraste con la variedad y vitalidad de nuestras publicaciones y con la cantidad de analistas de nuestras asociaciones, justifica los esfuerzos para que una publicación latinoamericana de psicoanálisis exista.

En Argumentos, nuestra sección doctrinaria, publicamos trabajos de destacados colegas de Porto Alegre y Sao Paulo, de Bs. As. y Montevideo, que trabajan el tema central desde perspectivas diversas. Junto a ellos incluimos el trabajo que obtuviera el premio Psicoanálisis y Libertad. En los próximos números iremos publicando los otros trabajos premiados por FEPAL.

Continuamos trazando la cartografía imaginaria de las ciudades analíticas latinoamericanas, en la sección Ciudades Invisibles, esta vez con una crónica sobre Bogotá. Y en la sección Clásica & Moderna, publicamos una puesta a punto sobre el fecundo pensamiento de Fábio Herrmann, muy conocido en Brasil aunque mucho menos entre los psicoanalistas de lengua castellana.

En este número hemos apelado a varios intelectuales de distintos países para trazar una semblanza de Walter Benjamin, un pensador al que cada vez más analistas encuentran fértil para problematizar nuestra práctica.  Adelantado a su tiempo, supo apresar el Zeitgeistcomo pocos, y quizás por eso interesa su lectura aún hoy, a tantos años de su muerte. En una de las notas, Roseli Azambuja añora su presencia para pensar las contradicciones de nuestro tiempo. Tanto como nosotros podemos añorar a Roseli, desear alcanzarle en mano una revista y escuchar sus opiniones. Acabábamos de recibir ese hermoso texto llamado “En el corazón de las cosas” cuando nos enteramos de su fallecimiento, casi una puesta en acto de lo que la cuestión del tiempo evoca en su trasfondo: el ineludible tema de la finitud y la muerte.

Una introducción de Diana Sperling y dos textos escritos por analistas miembros del equipo de Calibánayudarán al lector a articular el complejo pensamiento de Benjamin con nuestra práctica y lo que tiene para enseñarnos a los analistas. A fin de cuentas, bien podríamos considerarnos parte de esa “la comunidad de los que tienen el oído alerta”, a la que sin duda pertenecía.

Tanto el dossier, como la entrevista a Beatriz Sarlo y el ensayo escrito por Ricardo Kubrusly, físico y poeta carioca que publicamos en El Extranjero, forman ese espacio forastero que imaginamos en la revista para poder pensar los viejos temas de un modo nuevo.

Confesiones de un lector

Siempre es incierto el destino de las revistas. Hay quienes las coleccionan sin necesidad de leerlas, bastándoles con saber que están allí en la biblioteca, incluso como fetiches. A veces están allí prontas a una búsqueda, a un llamado. Otras veces veces se producen encuentros inesperados con algún artículo que, sin haberlo buscado, de pronto ilumina. A menudo sólo las hojeamos y creemos que eso nos basta para tener un panorama rápido de las discusiones actuales. Puedo reconocerme, en tanto lector, en cualquiera de esas variantes, a las que agregaría una que experimenté con alguna sorpresa.

Aún habiendo leído y releído –en tanto editor- todos los trabajos, cuando tuve el número anterior de Calibán ya publicado entre manos, la leí entera otra vez. No lo hice esta vez en tanto editor, con los vicios que adquirimos los psicoanalistas cuando trabajamos en esa función y que a menudo contaminan, cuando no arruinan, el placer del texto. Me refiero a encontrar de una mirada el error, la inconsistencia, la repetición, las debilidades de un trabajo siempre imperfecto que pasa por muchas etapas y en el que intervienen muchas personas. La leí entera de nuevo, de un tirón, como lector. Y me sorprendí disfrutándola. Ojalá a otros les haya pasado lo mismo.

Esta revista está producida, en mayor o menor medida, por un grupo creciente de colaboradores que viven en varios países, que hablan en distintas lenguas. Nos hemos propuesto hacer un trabajo editorial que dé cuenta de los matices del psicoanálisis en toda la región, que teja cada número de Calibán con distintos hilos, con distintas consistencias y texturas. Si bien esa heterogeneidad inicial quizás dificulte la tarea, confiamos en que redundará en una mayor riqueza a medida que avance el proceso. 

A fin de cuentas, una revista es también un gesto, una intervención en un campo, en nuestro caso el del psicoanálisis, de la que aún es temprano para aventurar sus efectos. Una intervención en muchos sentidos, incluso en el artístico, como aquella de Santiago Borja en el Freud Museumde Londres, donde reemplazó los preciosos tapices orientales que cubrían el diván de Freud con otros que había llevado consigo desde el lejano México, tejidos por los indígenas huicholes y fabricado con la materia de sus propios sueños. Nos gustaría pensar que en cada nuevo número de Calibán contribuimos a ese otro tejido colectivo que es el psicoanálisis pensado desde Latinoamérica.

Esta revista nació acunada tanto por el deseo de muchos como por la necesidad –a la que parecemos condenados en nuestro continente- de potenciar la imaginación para que algo exista y perdure. Frente a innumerables dificultades, ha comenzado a circular, va pasando a través de las fronteras de nuestros países de mano en mano, escondida en camiones como si se tratara de un contrabando, viaja como sobrepeso en el equipaje de quienes se han sentido parte de este proyecto.  Para cada uno de aquellos que han hecho posible que este número de Calibán exista, va nuestro agradecimiento.

La suerte de cualquier publicación, más allá de los avatares institucionales, más allá de las dificultades que deba enfrentar en su camino, queda en definitiva en manos de cada lector. Cada uno de ustedes es quien decidirá –suscribiéndose, enviando trabajos, leyéndola, criticándola, comentándola o recomendándola- si vale la pena o no que siga existiendo.