Tradición / Invención
Manifiesto Calibán
Alguien podría decir que ya hay muchas revistas psicoanalíticas, suficientes, incluso más de las que pueden sostenerse. Podríamos argumentar que jamás “sobra” una publicación: siempre es un público nuevo el que inaugura, un deseo nuevo el que vehiculiza, un nuevo incentivo a la escritura y a la puesta a punto del oficio clínico entre y ante otros. Pero igualmente cabe justificar este relanzamiento de la Revista Latinoamericana de Psicoanálisis con el agregado de un nombre, un formato y una periodicidad novedosos.
Existe alrededor de una treintena de revistas de psicoanálisis en Latinoamérica, sólo contando las editadas por sociedades de Fepal. Algunas no editan ninguna, otras hasta tres. Por lo general son deficitarias en términos económicos y restringidas al ámbito local en su difusión. Ninguna de ellas ha logrado hasta el momento un lugar referencial, de auténtica plataforma global de discusión del psicoanálisis latinoamericano y del psicoanálisis contemporáneo leído en clave latinoamericana. Ninguna de ellas ha podido constituirse en un escaparate a partir del cual mostrar a analistas de otras regiones nuestra producción.
Por limitaciones en su formato y periodicidad, la Revista Latinoamericana tampoco ha logrado ocupar ese lugar y no ha tenido hasta el momento la difusión que merecía. ¿Podrá hacerlo ahora? Ésa y muchas otras preguntas nos rondan.¿Puede una revista “oficial” ser creativa y saludablemente irreverente? ¿Puede asumir riesgos que, sea por falta de coordinación o exceso de corrección, están por lo general ausentes en los proyectos editoriales institucionales? ¿Puede sorprender al lector, lograr que esté atento a la aparición del próximo número, generar el deseo de comprarlo y de leerlo? Se verá. Los cambios en los estatutos, la extensión y rotación en la tarea de los editores y la relativa independencia de las conducciones políticas de Fepal, aspiran a generar una verdadera política editorial y propulsar una publicación que aprenda número a número, que no esté comenzando de nuevo en cada gestión.
Los analistas latinoamericanos no nos leemos demasiado entre nosotros y solemos encandilarnos más con lo producido en las metrópolis. Esperamos que esta revista encarne –de manera abierta y plural pero también crítica y rigurosa- esa hasta ahora no suficientemente desarrollada plataforma de encuentro y discusión, de destilado incluso, de un psicoanálisis pensado desde Latinoamérica. Y que lo haga desde la saludable mixtura figurada en el nombre de la revista, pues este primer número de Calibán-Revista Latinoamericana de Psicoanálisisimplica tanto un gesto de invencióncomo otro que honra la noble tradiciónde la Revista Latinoamericana.
Toda publicación se dirige a un grupo de lectores, en este caso la comunidad psicoanalítica latinoamericana. Pero también toda publicación construyesus lectores. Esta revista supone un lector activo, impertinente con los textos, un lector trabajador. Como contraparte, los editores nos obligamos a pensar en ellos tanto o más que en los autores y su ávida necesidad (que quizás guarde una íntima relación con nuestra disciplina) de publicar sus ideas y testimoniar acerca de su clínica. Nos proponemos confeccionar una revista atractiva tanto en su gráfica como en sus contenidos, interesante, que aprenda a descubrir y alojar lo nuevo que se produzca en nuestra región.
En sus múltiples formulaciones, el par tradición-invención ha atravesado buena parte de nuestros encuentros latinoamericanos y es el foco temático del Congreso de este año y,por ende,de este primer número de Calibán.
Borges decía que en Occidente, de algún modo, todos éramos judíos y griegos. Esa herencia, cocinada en el caldo fértil del multiétnico y agonizante Imperio Austrohúngaro ha sido la fragua de nuestra disciplina. Fue a partir de cierto mestizaje que se constituyó la Viena freudiana y,por lo general,es a partir de la cruza y el mestizaje que las ideas se acuñan y las especies evolucionan.
Referencias no son reverencias, y si bien nos sentimos deudores no es para caer esclavizados por el peso de una deuda impagable con nuestros maestros europeos (que encuentran en los patronímicos de nuestras filiaciones teóricas su más evidente expresión). Más que avergonzarnos de pertenecer a un continente eternamente postergado, casi clandestino en el mundo de las ideas psicoanalíticas, intentaremos rescatar ese deseo de ser un indiosobre el que escribió Kafka, un europeo. Sólo así podremos, quizás, construir algún conocimiento válido desde estos rincones olvidados del planeta.
No se trata de ejercitar aquí ningún chauvinismosino de leer no sólo los textos o las prácticas sino la enunciación de los mismos, su contexto de escritura y sus operaciones de lectura, y hacerlo desde un lugar distinto al de un lector inculto a evangelizar. Calibántambién ha de ser –esperamos- no sólo el vehículo de expresión de nuestras ideas originales sino también la plataforma para exportar aquellos conocimientos que tomamos del Otro, “canibalizados” y procesados en sus páginas.
Frente a la posibilidad aséptica –y por ende sin riesgo- de seguir denominándola como Revista Latinoamericana a secas o la imagen de un folklórico realismo mágico latinoamericano que campeaba en otras propuestas, elegimos el nombre de un personaje de la tragedia La Tempestad, de Shakespeare, para nombrar la nueva revista de nuestra federación.
Pero con un acento especial, pues Calibán, uno de los personajes de la tragedia –anagrama de caníbal y en quien se ha querido ver una representación que de lo “indígena” se tenía en la Europa shakespereana- es un ser monstruoso, incapaz de hablar correctamente la lengua de la cultura, condenado a balbucear eternamente. Apoyándonos en una tradición de pensadores y escritores latinoamericanos como Fernández Retamar, Achugar o Cesaire, proponemos una inversión irónica del modo en que se nos ve, evitando tanto la ingenuidad de no percibirlo como el congelarnos en esa mirada invalidante, apostando a un proyecto editorial que sea bello en su factura, cosmopolita en sus ambiciones y original en las teorizaciones que albergue.
Tupí or not tupí, that is the question. La parodia shakespereana, en inglés canibalizado al igual que el nombre de la revista, alude al Manifesto Antropófago, que constituye la otra fuente de la tradición que nutre esta propuesta: tanto luso como hispanoparlante. Por eso, para favorecer el despliegue de nuestras lenguas, editaremos dos versiones impresas tanto en español como en portugués, a las que se agregará una versión digital en inglés ya que anhelamos dar a conocer la producción psicoanalítica latinoamericana fuera de nuestras fronteras.
Que Abaporu, obra de Tarsila de Amaral y emblema del movimiento modernista brasileño –dentro del cual se ubica, con fuerte inspiración freudiana, el Manifiesto de Oswald de Andrade- se encuentre en un museo argentino no es sino un índice de esta cruzade la que queremos dar cuenta en Calibán.
Calibánno será solo una colección de textos psicoanalíticos. Hemos pensado en cambio una revista que tendrá en cada número un tema central y una estructura de secciones, permanentes o contingentes, con el cual el lector, progresivamente, irá familiarizándose.
Esa estructura albergará trabajos científicos en un formato clásico junto a la ductilidad que ofrece el ensayo para pensar al psicoanálisis, incluirá crónicas, entrevistas, testimonios, investigaciones. Se invitará con anticipación a la comunidad analítica a producir sus textos en consonancia con los temas de cada número –que se anunciarán con la debida anticipación- a la par que se cursarán invitaciones focalizadas para distintas secciones a analistas o pensadores de otros campos del saber.
Intentaremos poner a trabajar la pluralidad de nuestra comunidad analítica, producir diálogos, tensar diferencias, contrastar discursos y prácticas, lo que tendrá lugar en secciones como ArgumentosyVórtice. Otras secciones –como el Dossier,El Extranjeroo Textual, implican alojar en el corazón de una revista psicoanalítica la voz del Otro, de manera tal de corrernos de una autorreferencialidad tan extenuante como infértil.
Tratemos de esbozar más en detalle esa estructura para introducirla, pongamos a Calibánen la mesa de disección:
La sección doctrinaria de la revista, Argumentos, incluirá los trabajos psicoanalíticos que giren en torno al eje temático de cada número. En su disposición gráfica implica una invitación: como podrá apreciarse, hay generosos márgenes destinados a que cada número de Calibánsea anotado, subrayado, comentado, glosado –incluso tachado- por quien lo lea. Proponemos al lector que no lea nada de lo publicado como un dogma intocable, que interpele los textos en un ejercicio talmudista que -más allá de todo sacrilegio- los toque,que aloje allí mismo, entre líneas, su marca e interpretación singular.
En este primer número hemos incluido los seis trabajos pre-publicados del Congreso de San Pablo y, en ese espacio al que aludíamos -no por marginal menos importante-, figura una muestra del debate que tales textos han disparado en las distintas sociedades de nuestra región. Por evidentes razones de espacio, hemos podido incluir apenas una pequeña parte de los muchos comentarios recibidos de analistas de distintas filiaciones teóricas y diferentes maneras de concebir nuestra disciplina y su praxis. Dibujan una especie de constelaciónque pareciera remitir, sin habérnoslo propuesto, al motivo central de la 30° Bienal de Arte de San Pablo, que se hace simultáneamente a nuestro 29° Congreso Latinoamericano.
Ése no es el único modo en que nuestra revista sintoniza y dialoga con la Bienal, es decir sintoniza y dialoga -fiel a la marca original de nuestra disciplina inseparable del suelo de la cultura- con el arte. Aprovechándonos de la sincronicidad de Bienal y Congreso, presentamos al lector en este número un dossiersobre arte contemporáneo
En su factura hemos procurado abstenernos –regla de abstinencia que incluiremos en nuestro “credo” editorial- de interpretaral arte. Y en ese sentido, esta sección se organiza en torno a dos preguntas invisibles. La primera de ellas: ¿qué podemos aprender los psicoanalistas del arte contemporáneo?, se escurre de los riesgos del psicoanálisis aplicado al arte evitando además cualquier respuesta explícita. Y lo hace a través de algunas versiones del arte más a tono con nuestra época, mejor dicho -y por la curiosa antelación que le lleva el artista al analista atestiguada entre otros por Freud, Winnicott o Lacan- con la época que nos tocará. Pues el dossiernos habla con conceptos y problemáticas que están quizás más adelante, tanto en el tiempo como en el horizonte, que nuestro nivel de debate actual en psicoanálisis.
La otra pregunta que estructura el dossieres la siguiente: ¿puede el arte contemporáneo latinoamericano, en sus relaciones con el arte contemporáneo “a secas”, servir como espejo que problematice las relaciones del psicoanálisis latinoamericano con el psicoanálisis en general, o más precisamente con el que se produce en las metrópolis?
Ana Maria Andrade de Azevedo ensaya una respuesta en estas mismas páginas, respuesta que es en verdad el relanzamiento de una pregunta que intentaremos poner en cuestión, colectivamente, número a número de Calibán.
En consonancia con secciones como Argumentoso Vórtice–que como se verá muestran más que nunca en su contrapunto la idea de que el psicoanálisis contemporáneo se declina en plural- el dossierpropone un abanico heterogéneo de miradas que dialogan aceradamente entre sí. Críticos de arte, ensayistas, curadores y artistas nos enseñan allí, en una cantera donde seguramente hemos de abrevar largamente.
Complementando el dossiery su particular extraterritorialidad frente al psicoanálisis, la sección El Extranjeroincluirá, número a número, un texto original escrito especialmente para Calibánsobre el tema central, a cargo de un pensador proveniente de fuera del campo analítico. Frente a un psicoanálisis internacional que a menudo, en algunas de sus expresiones, corre el riesgo de naufragar en una autorreferencialidad para nada freudiana, pensamos en estas dos secciones como una suerte de antídoto necesario.
En Textual, nuestra sección de entrevistas, publicaremos las ideas de pensadores que nos ayuden a construir y a cuestionar el espacio potencial del psicoanálisis practicado y pensado desde Latinoamérica. Para corrernos de las ideas ya conocidas, para escapar al juego de las fidelidades escolásticas, comenzaremos por entrevistar a reconocidos intelectuales, en este caso el uruguayo Hugo Achugar.
El psicoanálisis es una práctica urbana y la ciudad en que cada analista la desarrolla no es sólo paisaje sino también condicionante, condimento y protagonista de los análisis que conduce. En este afán de conocernos entre nosotros, de leernos en esa comunidad de extranjerías que representamos como federación, hemos querido inaugurar un espacio donde el relato, la crónica de las singularidades de cada ciudad tenga lugar. Así nació la sección Ciudades Invisiblesy, a tono con el congreso, una semblanza sobre San Pablo y la práctica del psicoanálisis en una megalópolis.
Probablemente la sección Clásica & Modernarefleje al par tradición/invención como ninguna otra: allí tomaremos a nuestros teóricos más destacados no para rendirles un homenaje formal, no para constituirnos perezosamente en seguidores de la tradición por ellos fundada. Trataremos en cambio de reinventarlos desde el a posterioricontemporáneo que nos toca vivir, rescatarlos, forzarlos incluso a que nos ayuden a entender una época que no vivieron. Comenzamos con José Bleger, cuando se cumplen cuarenta años de su fallecimiento.
La sección De memoria, nos servirá de complemento a la anterior, ya no para trabajar los textos o tensar los hilos de una obra sino para recordar, para construir una memoria colectiva que concierna más a nuestro porvenir que a nuestro pasado. Quisiéramos que resuene en su título la expresión inglesa: by heart, una memoria tramada con el afecto, la misma que anima el español recordaren su paso a través del corazón. En este número, nos ocupamos de André Green, pero de un modo particular. Sorteando la marea de homenajes y semblanzas producidas a partir de su fallecimiento, intentamos subrayar en su figura aquello que nos permita pensarnos más en tanto analistas latinoamericanos.
Hemos elegido el nombre Vórticepara otra sección de la revista que se ocupará de temas controvertidos que nos afecten en tanto comunidad analítica. En este caso, la transmisión del psicoanálisis. Lo hemos hecho de un modo coral, intercalando ensayos, documentos y testimonios para registrar y relanzar un debate tan necesario como interminable. Tanto el contenido como el nombre de la sección, que alude al ojo del huracán, dan cuenta del debate apasionado que esperamos poder alojar y propiciar.
La cartografía de las secciones de Calibán se completa –junto a otras que iremos introduciendo en números posteriores- con una Bitácora. Allí podrán encontrarse lecturas sugeridas para avanzar en el recorrido que cada número propone, junto a una breve presentación de los autores, los lineamientos formales que proponemos a los futuros autores y algunas hojas rayadas para que, en sintonía con los márgenes de Argumentos, cada lector se sienta animado a proseguir la escritura del número, un número que esperamos se convierta en un verdadero cuaderno de notas de quien lo lea.
Los editores, junto a la comisión directiva de FEPAL, habíamos pensado en escribir un manifiesto que resumiera las ideas de esta publicación que es nueva y vieja, tradición e invención a la vez. Pero a medida que íbamos recibiendo los artículos que el lector tiene en sus manos, se hacía evidente que tal cosa era innecesaria o cuanto menos, redundante: el número entero ocupa el lugar de ese manifiesto inexistente. Y a nuestro juicio –ojalá compartido por ustedes- contiene el (bastante latinoamericano por cierto) encanto de lo inacabado, la promesa de un trabajo por venir.